¿No se os ponían los pelos de punta al oír esta frase en boca de aquella dulce niña, arrodillada frente al televisor? Era el preludio de algo terrible. Toda suerte de seres y sucesos de otro mundo, del más allá, iban a poner patas arriba la casa, la vida, el entorno de una feliz familia.
Están aquiiiiiiií es la frase ideal para describir todo lo que se nos viene encima, porque, una vez más, como todos los años por estas fechas están aquiiiiiiií, las inigualables, imponderables e inimitables NAVIDADES!!!!! Pueblos y ciudades están ya invadidos por ingentes cantidades de lucecitas de millones de colores, espumillones, bolitas, estrellitas, arbolitos imposibles y reproducciones de un vejete barbudo vestido de rojo. Al igual que los entes de Poltergeist las navidades también nos invaden desde el televisor con millones de imágenes incitándonos a salir a la calle a comprar ese regalo maravilloso e imprescindible para seguir viviendo. Una vez más las inquietantes figurillas del belén ocuparán un rincón en miles de hogares, los villancicos, reinterpretados en un sinfín de versiones, martillearán en nuestro oídos sin piedad.
Nuestras casas se inundarán de mariscos, pescados, corderitos, cochinillos, todos ellos con cara de pena por conocer su cruel destino: acabar en la panza de unos seres sin sentimientos que para celebrar unas sentimentales fiestas se abocan a la bacanal del exceso y el consumo, se atiborran de toda suerte de dulces y licores y toman AlkaSeltzer para reponerse del abuso alimentario y poder continuar abusando.
Y la gente se comporta de forma extraña; aquellas personas que se han pasado el año deseando escupirte a la cara, que pasaba junto a ti sin querer saber que existías ahora te sonríe y te desea lo mejor para estas fiestas y para el año nuevo; los compañeros de trabajo organizan cenas e insisten en que asistas cuando sabes que el resto del año han quedado para salir a tomar algo y nunca te han dicho nada, porque en el orden del día el principal tema era despellejarte y ponerte a parir. Y aquel pariente al que odias y te odia te hace una llamada, que cuando descuelgas el teléfono y escuchas su voz se te revuelven las tripas, para decirte lo mucho que se acuerda de ti. Vamos, lo más parecido a La invasión de los ladrones de cuerpos.
Cada año digo que me iré a pasar la navidad a un lugar donde ni siquiera exista la palabra, pero para poder escapar a ella debería irme desde primeros de noviembre hasta pasado el día de reyes y, lamentablemente, no puedo permitirme semejantes vacaciones, así que aquí estoy, esperando un inalcanzable gordo de la lotería para ver si el próximo año puedo realizar mi sueño de escapar a todo esto.