27 abril 2007

Sed de mal

Sobran las palabras

21 abril 2007

Cerrado por defunción

La Iglesia católica ha eliminado el limbo, el lugar donde la tradición colocaba a los niños que morían sin recibir el bautismo, al considerar que refleja una "visión excesivamente restrictiva de la salvación". Así se afirma en un documento publicado ayer por la Comisión Teológica Internacional, que depende de la Congregación para la Doctrina de la Fe al asegurar que existen "serias razones teológicas para creer que los niños no bautizados que mueren se salvarán y disfrutarán de la visión de Dios".(…)

El documento se titula La esperanza de salvación para los niños que mueren sin ser bautizados y, según la Comisión, el limbo representaba un "problema pastoral urgente", ya que cada vez son más los niños nacidos de padres no católicos y que no son bautizados y también "otros que no nacieron al ser víctimas de abortos". La Comisión Teológica Internacional señala además que "es cada vez más difícil aceptar que Dios sea justo y misericordioso y a la vez excluya a niños que no tienen pecados personales de la felicidad eterna". (El Pais, 21-04-07)


¿Y si la Iglesia en lugar de mirar al cielo mirase a la tierra?

¿Y si en lugar de La esperanza de salvación para los niños que mueren sin ser bautizados fuese La esperanza de salvación para los niños que mueren de hambre, victimas de guerras imperialistas, victimas de la explotación capitalista, etc..?

¿Y si en lugar de "es cada vez más difícil aceptar que Dios sea justo y misericordioso y a la vez excluya a niños que no tienen pecados personales de la felicidad eterna" fuese "es cada vez más difícil aceptar que Dios sea justo y misericordioso y a la vez excluya a niños de una vida justa y feliz”?

¿Y qué va a pasar con todos esos niños que ahora están en el limbo? ¿Cómo y a dónde los van a trasladar? ¿Habrá una Agelina Joly o una Madonnna dispuesta a adoptarlos? ¿La corrupción urbanística ha llegado al limbo y están expropiando para construir un Marina D’or celestial?



Una razón para quedarme en Granada

Cada mañana veo un mundo distinto






Y así un año y otro año

y un siglo y otro siglo,

hasta dejar en estos aposentos,

donde resuena la voz del visitante

en la húmeda penumbra sin memoria,

en estos altos muros oxidados de sangre

y liquen y ajenos también e indescifrables,

esa vaga huella de muchas voces,

de silencios agónicos, de nostalgias

de otras tierras y otros cielos.

En la Alcazaba, Álvaro Mutis

10 abril 2007

Penélope en el Paseo de los Tristes

Era una mañana de domingo, el sol invitaba a salir. Me fui a pasear con unos amigos y nos sentamos en un rincón del Paseo de los Tristes. Al momento me fijé en una mujer mayor, aunque de edad incierta. Con andar torpe se acercaba hacia nosotros. Llevaba una chaqueta de lana, mal abrochada, una falda de estampado multicolor, unas zapatillas de felpa rosa con una enorme margarita amarilla y unos calcetines de algodón, que me llamaron la atención por su perfecta blancura a pesar de no ser precisamente nuevos. Se sentó junto a mí para pedirme algo de dinero, según decía tenía una nietecita a la que no podía comprarle pañales; no se porqué metí la mano en el bolsillo del pantalón y le di el suelto que llevaba. Después de darme cien veces las gracias empezó a contarme retazos de su vida. Que no era de Granda aunque se había venido de muy pequeña; que vivía muy cerca del paseo y cuando quisiera que preguntase por ella porque allí todo el mundo la conocía. Y me contó cómo fue su boda:


“¡Qué vestido más precioso llevaba! Con una cola grandísima, que pesaba mucho y yo no podía con él ¿sabe usted?, y mi marido me la tuvo que recoger para poder entrar al coche. Me casé aquí, en San Pedro. La iglesia estaba llena de flores ¿sabe usted? Y luego en el convite ¡que precioso todo! Vino mucha gente a verme a la puerta de la iglesia, porque a mi me quiere todo el mundo ¿sabe usted?, las vecinas, la gente del barrio, todo el mundo. Y mi marido alquiló una orquesta que tocaban unas canciones muy bonitas y cuando bailaba yo no podía tirar de
la cola del vestido porque era muy grande ¿sabe usted? Y también me cantaron los tunos porque mi marido les pagó para que me cantaran. ¡Y la tarta! ¡Qué grande y qué hermosa era! Tenía tres pisos ¿sabe usted?....”

Y siguió regalándome pedacitos de su vida y a cada poco volvía a recordar aquel día maravilloso en que se casó en la iglesia de San Pedro y todo el mundo fue a verla.

Al cabo de unas tres horas, cuando regresaba a casa en el minibús del Albayzín, al pasar por el Paseo de los Tristes la vi, sentada al sol, observando a la gente, esperando quizá a otra persona dispuesta a escuchar su particular cuento de hadas y me recordó a la Penélope de Serrat, sin bolso de piel marrón pero con unos calcetines de un blanco inmaculado “porque yo siempre los lavo a mano y los tengo más blancos que la cal”




02 abril 2007

Marzo llegó a su fin...

... y con él se fueron los inventarios, las auditorías y los excesivos excesos de trabajo...espero.
Bueno, por fin le puedo dedicar un poquito de tiempo a esta blog... dejada de la mano de Dios por imperativos laborales. Desde mi última entrada han sucedido muchas cosas de las que quería hablar pero se han perdido en el tiempo como lágrimas en la lluvia, así que trataré de ir resumiendo durante los próximos días.
Para empezar:
Hace unas semanas, bajo la amenaza de “lo voy a tirar todo sin miramientos”, me vi en la obligación de dar un repaso al contenido de diversas cajas almacenadas en el garaje de la casa de mi madre. La mayor parte del contenido me pertenecía, revistas, periódicos, recortes, apuntes, fascículos de coleccionables nunca completados, en definitiva todas esas cosas que acumulamos porque en un momento determinado nos parecieron lo suficientemente importantes para guardarlas. Luego, con el paso del tiempo, no sabemos porqué decidimos conservarlas y somos incapaces de apreciar la importancia que tienen si es que alguna vez la tuvieron realmente. Me pasé toda la mañana revisando toneladas de papel, intentando rescatar aquello que fuese importante, pero al final la pila de lo rescatable superaba a la pila de lo desechable; “sin miramientos” me dije y todo fue a parar al contenedor del papel (creo que he salvado almenos media docena de árboles), todo menos algunas cosas entrañables: un álbum de cromos de “Maravillas del mundo”, algunos tebeos, un par de cuadernos con mis primeros trabajos escolares, números especiales de Fotogramas, Dirigido y Cinemanía, ejemplares de El País con noticias en portada que ya comienzan a ser historia….Al final “las cajas” quedaron reducidas a “la caja”, me la he traído a casa y la he guardado en un armario.

Entre las cosas rescatadas también se encuentra un ejemplar de la revista “Personas” de marzo de 1976. Cuando lo vi me produjo la misma impresión que hace 31 años y no es que entonces yo leyese revistas ni diarios ni nada que no fuesen tebeos y libros infantiles, pero en aquel número se publicó el dibujo que podéis ver más abajo y ese ultraje me dolió en lo más profundo ¿quién podía atreverse a tratar de ese modo tan soez a mi ídolo? Heidi era mi personaje favorito; álbumes de cromos, cuentos, camisetas, cuadernos completos donde reproducía a la niña de las montañas (llegué a ser una verdadera experta al pintar aquel puntiagudo flequillo imposible) y alguien tuvo la desagradable osadía de hacer esta caricatura. Nunca he querido volver a ver las sucesivas reposiciones de estos dibujos animados, prefería quedarme con el grato recuerdo de la infancia, y de repente me encuentro con esto!!!!!!.