26 noviembre 2006

Poltergeist


Están aquiiiiiiií.
¿No se os ponían los pelos de punta al oír esta frase en boca de aquella dulce niña, arrodillada frente al televisor? Era el preludio de algo terrible. Toda suerte de seres y sucesos de otro mundo, del más allá, iban a poner patas arriba la casa, la vida, el entorno de una feliz familia.
Están aquiiiiiiií es la frase ideal para describir todo lo que se nos viene encima, porque, una vez más, como todos los años por estas fechas están aquiiiiiiií, las inigualables, imponderables e inimitables NAVIDADES!!!!! Pueblos y ciudades están ya invadidos por ingentes cantidades de lucecitas de millones de colores, espumillones, bolitas, estrellitas, arbolitos imposibles y reproducciones de un vejete barbudo vestido de rojo. Al igual que los entes de Poltergeist las navidades también nos invaden desde el televisor con millones de imágenes incitándonos a salir a la calle a comprar ese regalo maravilloso e imprescindible para seguir viviendo. Una vez más las inquietantes figurillas del belén ocuparán un rincón en miles de hogares, los villancicos, reinterpretados en un sinfín de versiones, martillearán en nuestro oídos sin piedad.
Nuestras casas se inundarán de mariscos, pescados, corderitos, cochinillos, todos ellos con cara de pena por conocer su cruel destino: acabar en la panza de unos seres sin sentimientos que para celebrar unas sentimentales fiestas se abocan a la bacanal del exceso y el consumo, se atiborran de toda suerte de dulces y licores y toman AlkaSeltzer para reponerse del abuso alimentario y poder continuar abusando.
Y la gente se comporta de forma extraña; aquellas personas que se han pasado el año deseando escupirte a la cara, que pasaba junto a ti sin querer saber que existías ahora te sonríe y te desea lo mejor para estas fiestas y para el año nuevo; los compañeros de trabajo organizan cenas e insisten en que asistas cuando sabes que el resto del año han quedado para salir a tomar algo y nunca te han dicho nada, porque en el orden del día el principal tema era despellejarte y ponerte a parir. Y aquel pariente al que odias y te odia te hace una llamada, que cuando descuelgas el teléfono y escuchas su voz se te revuelven las tripas, para decirte lo mucho que se acuerda de ti. Vamos, lo más parecido a La invasión de los ladrones de cuerpos.
Cada año digo que me iré a pasar la navidad a un lugar donde ni siquiera exista la palabra, pero para poder escapar a ella debería irme desde primeros de noviembre hasta pasado el día de reyes y, lamentablemente, no puedo permitirme semejantes vacaciones, así que aquí estoy, esperando un inalcanzable gordo de la lotería para ver si el próximo año puedo realizar mi sueño de escapar a todo esto.

19 noviembre 2006

El Tercer Cine

Hace tiempo a alguien se le ocurrió acuñar la expresión “tercer mundo” para referirse a aquellos países que hoy se denominan como “países en vías de desarrollo”, eufemismos para hablar de aquellos mundos que se hunden cada vez más en la miseria gracias al empeño de aquellos países que los etiquetaron como tercer mundo. Podríamos acuñar la denominación “tercer cine” para aquellas salas dedicadas a exhibir películas fuera del circuito comercial, películas pequeñas en cines pequeños, películas deliciosas en salas incómodas con olor a humedad, donde es mejor no mirar fijamente el tapizado de las butacas no sea que te arrepientas de haber entrado, películas llenas de emociones en salas con un sonido desastroso que sin embargo no impide que sientas la película porque la escuchas con el corazón. Salas donde disfrutar el tercer cine de todos los terceros mundos, los ajenos y los propios. El cine Aliatar es uno de esos y en él disfruté “Mi peor enemigo”, sin ruidosas palomitas, sin necios comentarios, sin tintirintrans de móviles, sin apenas espectadores, tan sólo cinco personas en disposición de disfrutar una historia.
Al inicio de la película el teniente le explica al sargento Ferrer cuál será su misión en la frontera, a dónde debe dirigirse para defender la patria, en el mapa le señala el punto exacto y le dice algo así como “Lo malo es que aquí se ve perfectamente dónde está la frontera, pero en la pampa no hay quien sepa donde está”. La película no es la gran película, puede incluso rebosar de imágenes e ideas tópicas, cuenta con personajes estereotipados: el bravucón, el sensible, el sensibilizado, el racional, el buscavidas…, pero a mí me hizo pasar un buen rato, y reflexionar.
Un día a alguien se le ocurrió pintar unas líneas en un mapa y dijo “ESTA ES LA PATRIA” y otro día otro alguien dijo “HAY QUE DEFENDER LA PATRIA”; pero dónde están las fronteras de las patrias, de las ideas, de los valores, de las libertades, de todo aquello que dicen que hay que defender. ¿Estarán en los bancos suizos?
Ahora nos inyectan cada día el miedo al terrorismo venido de los países situados más allá de las fronteras del bienestar en que quieren hacernos creer que vivimos y para defenderlas nos obligan a llevar, en los aeropuertos, una bolsita transparente con los elementos de nuestra higiene personal (qué falta de decoro!!!).Y ¿quién defiende al resto del mundo del terrorismo legalizado y consentido que practican los gobiernos occidentales y que cada día asesina a millones de personas por hambre, por enfermedad, por guerras que ellos no pidieron, que mueren de tristeza porque la vida les duele más que la muerte? El problema no son las fronteras, ni las ideologías, ni las religiones…., el problema es la forma en que nos comportamos los unos con los otros, en como se utilizan las fronteras, las ideologías, las religiones. El problema es que dejamos que nos digan como debemos comportarnos, a quien debemos temer, nos señalan a nuestros enemigos y lo creemos a pies juntillas.

- ¿Cuántos argentinos vamos a matar?
- Cinco cada uno mi sargento
- ¿Por quién?
- Por la patria mi sargento

09 noviembre 2006

Aquellas pequeñas cosas

Uno de mis geranios se niega a dejarse vencer por ese bicho venido de tan lejos para terminar con su existencia, y a su lado abre sus flores la flor del sol, de ese sol que el otoño riega sobre los tejados del Albayzín, una alfombra de tejas pardas extendida hasta la Alhambra. Mis ojos pisan cada uno de los nudos de ese entramado de espacio y tiempo, y cuando se hace de noche por mi balcón abierto entra la luz de la luna, acariciando los tejados y el geranio que no quiere morir y la flor del sol que ya ha cerrado sus flores. Por el balcón abierto, acompañando a la luna, entra una tímida brisa que me acaricia y el sonido de unos pasos lentos y el ladrido de un perro y el silencio de la noche. Mi casa se llena de todo eso y de mi geranio y de esa planta intrusa que un día ocupó un lugar en mi macetero y de mi flor del sol que mañana volverá a abrirse. Todas esas luces, todos esos sonidos y los tiempos y los espacios construyen mi casa en Granada ¿qué mejor aliento para el ánimo quebrantado?

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS
(J.M. Serrat)

Uno se cree que los mató
el tiempo y la ausencia,
pero su tren sacó boleto
de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón, en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón te acechan
detrás de la puerta;
te tienen tan a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí
que te sonríen tristes y
nos hacen que lloremos
cuando nadie nos ve.

Joan Manuel Serrat - Aquellas pequeñas cosas

05 noviembre 2006

No somos nadie


El pasado día 30 llegó a su fin mi periodo vacacional, dieciocho días de entrega total a la pereza, séptimo pecado capital según la clasificación de Santo Tomás de Aquino que la definió como falta culpable de esfuerzo físico o espiritual; acedia, ociosidad. Què tontería!. Ay! esos padres de la Iglesia que después de llevar una vida disipada y pecadora se convirtieron para fastidiar la existencia a la humanidad! Al final no hice nada de lo que había planeado, pues, como todo el mundo sabe, los planes están para no seguirlos, lo mismo que las leyes se hacen para no cumplirlas. Fui un poco a salto de mata, pero el resultado ha sido muy satisfactorio. Como empecé diciendo, el día 30 me reincorporé a mi puesto de trabajo, pero no me debió sentar muy bien la vuelta pues la noche del lunes al martes me vi atacada por unas fortísimas fiebres que me impidieron ir a trabajar (uno de esos virus que atacan a traición a personas inocentes como yo que no estamos por esto de la prevención), no os contaré mis desventuras con el Servicio Andaluz de Salud pues el estado febril en el que me encontraba pudo distorsionar mi percepción de los hechos, aunque no puedo por menos que lanzar una queja al aire y que la recoja quien quiera. Después del día de difuntos, festividad que celebré tirada en el sofá creyendo que estaba más allá que acá, volví al trabajo. Como es mi costumbre nada más levantarme conecté la radio y ¡oh, sorpresa! me entero que el grupo cervecero Mahou-San Miguel ha comprado el Grupo Cervezas Alhambra, por supuesto en el paqueta va incluida la santísima empresa en la cual tengo el dudoso privilegio de trabajar. Coincidencias de la vida, también por radio me llegó la noticia, aquel 15 de enero de 2004, del cierre de Samsung, también aquel fue un día lluvioso. El asunto no tiene mayor importancia y era de esperar, pero los caminos del Señor son inescrutables.
Ya terminé de leer el libro de Amin Maalouf Orígenes. El buenaviador me preguntó si este libro trataba sobre por qué unas personas son capaces de sentirse fuera de lugar en todos sitios o por qué otras son capaces de sentirse plenamente de cualquier parte allá donde van... no sé si el libro va de eso exactamente. Pero podría ser, pues, atreves de la historia de su familia, el autor traza líneas que convergen y divergen, que se tocan y se alejan y que han hecho que hoy él sea quien es y esté donde está. Eso nos pasa a todos, las causas de que estemos aquí vienen de muy lejos; si otros en otros tiempos y en otros espacios hubiesen tomado otras decisiones nosotros no seriamos quienes somos, puede que ni tan siquiera fuésemos, pero daría igual porque no lo sabríamos. Qué más da dónde estemos, qué importancia tiene haber nacido en un lugar u otro; no entraré ahora en disquisiciones sobre la suerte o desgracia de haber nacido en un país pobre o un país rico, no es ese el tema, lo que a mí me sugiere es la futilidad del YO SOY seguido de algún gentilicio, al final no somos más que el resultado de una suma de caminos que otros hicieron y que nosotros continuamos construyendo para que en el futuro otros sean; circunstancias ajenas nos trajeron aquí, circunstancias propias traerán a otros.

Si hay una imagen que pueda resumir mi personal interpretación de este libro, esa es la de los títulos de crédito de Con la muerte en los talones, creados por el genio de Saul Bass, aunque el título en castellano me encanta, el título original North by Northwest se ajusta más a esa idea de los caminos de la vida; Gary Grant, en su huida-búsqueda, viaja siempre en la dirección geográfica indicada por el título en inglés, aunque es una locura ir al norte por el noroeste, una dirección espacio-temporal cuyo verdadero sentido es la dirección vital hacia la que los caminos de otras personas le están llevando, para construir su propio camino, para construir el camino de otros. Las Itacas a las que cada persona llega rozando las estelas de otras naves.

Os dejo un par de citas del libro:
“Hay relaciones amorosas que funcionan en clave de nostalgia y alejamiento. Mientras se está en otra parte se puede maldecir la separación y vivir con la idea de que bastaría con acercarse. Pero al llegar, los ojos se abren: la distancia ampara el amor y si abolimos la distancia corremos el riesgo de abolir el amor.
Y por eso desde hace unos años cultivo la lejanía como si regase unas flores tristes en la ventana.”
“La vida les daba menos de los que nos da, pero también le pedían mucho menos, y no intentaban dirigir el porvenir tanto como lo intentamos nosotros. Somos generaciones arrogantes convencidas de que, al nacer, nos prometieron una dicha duradera.”

North By Northwest