27 diciembre 2006

As time goes by

Los días festivos de Navidad suelen ser un buen momento para recuperar viejas películas, una de mis preferidas: CASABLANCA

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You must remember this
A kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh.
The fundamental things apply
As time goes by.

And when two lovers woo
They still say, "I love you."
On that you can rely
No matter what the future brings
As time goes by.

Moonlight and love songs
Never out of date.
Hearts full of passion
Jealousy and hate.
Woman needs man
And man must have his mate
That no one can deny.

It's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die.
The world will always welcome lovers
As time goes by.

Oh yes, the world will always welcome lovers
As time goes by.

21 diciembre 2006

CUENTO DE NAVIDAD

Recuerdo lo nerviosa que estaba mamá por aquellos días. Se movía sin parar, de un lado a otro y se enfada más de lo normal cuando mis hermanos y yo, como hacíamos siempre, correteábamos alocadamente, chillando y empujándonos. Papá hacía tiempo que había desaparecido, nada sabíamos de él, aunque yo intuía que nada bueno le había pasado y que mamá lo sabía, pero nunca nos decía nada, de todos modos nosotros éramos muy pequeños cuando ocurrió y casi no teníamos recuerdos de él. En la casa de al lado los papás de nuestros vecinos miraban a sus hijos con una infinita mirada de tristeza, la madre se quedaba quieta en un rincón durante horas, la cabeza gacha pero sin perder de vista ni uno solo de los movimientos de sus hijos, el padre andaba entre ellos, intentado poner orden en sus juegos. En alguna ocasión escuché a mi madre y a la vecina comentar, mientras nos observaban: ¡Qué lastima de nuestros hijos! Si supieran lo que les espera. Y hablaban de algo que estaba por llegar. Pero como yo no sabía lo que nos esperaba ni sabía qué era aquello que estaba por llegar continuaba con mis cosas.
Entonces vinieron unos hombres; se pararon ante la puerta, mi madre nos mandó a un rincón, se puso delante de nosotros y los miró desafiante. La mamá de nuestros vecinos gimió, sus hijos, asustados, se apretujaron contra ella mientras el padre defendía la puerta sin atreverse a enfrentarse a aquellos hombres. Se acercaron a nosotros riendo y gritando, nos cogieron, también a los vecinos, a todos nos metieron en un camión. Mi madre chilló y chilló y aquellos hombres la apalearon y de un empujón la metieron en casa y cerraron la puerta. La mamá de los vecinos se fue a un rincón y bajó la cabeza, como siempre había hecho, su papá golpeaba la puerta que los hombres habían cerrado; mientras el camión se alejaba yo podía escuchar los gritos de mi mamá y los golpes secos que el papá de mis vecinos daba contra la puerta cerrada; luego sólo pude escuchar el motor del camión y la respiración asustada de mis hermanos, de mis vecinos y la mía, todos acurrucados en un rincón. Desde el cubículo del camión sólo podía ver el cielo, se hizo de noche y entonces llegamos a una ciudad, ya no podía ver el cielo, sólo un millón de luces de millones de colores de millones de formas. Por todas partes se oían canciones sobre un niño recién nacido, hablaban de su madre y de los regalos que recibiría. Escuché una palabra: Navidad. Recordé que eso era lo que mi madre había dicho que estaba por llegar, pero no entendía por qué le daba miedo, a pesar de lo asustados que estábamos todo lo que estábamos viendo nos parecía muy bonito.
El camión paró de repente, nos sacaron a estirones y nos metieron en un lugar frío, oscuro, escuché de nuevo los chillidos de mi madre multiplicados por mil, yo también chillé al sentir como me pinchaban con algo, un intenso dolor y después nada.
Ahora estoy en una casa, también aquí hay luces de colores y canciones sobre ese niño que hablan de paz y amor. Hay mucha gente y niños curiosos mirándome, se acercan a mí y me tocan con el dedo índice y sus mamas les regañan. Realmente no sé que está pasando; no me puedo mover, estoy sobre una mesa , junto a mi hay algo que me recuerda a uno de mis vecinos, pero no puedo reconocerlo; la gente se empieza a sentar entorno a la mesa y hablan de lo buenos que deben estar el cordero y el cochinillo, me temo que se refieren a mi vecino y a mí, pero no estoy seguro, también podríamos ser otras cosas que no dejan de nombrar: ostra y centollo o cava y vino o turrón y mazapán…..o paz y amor o puede que seamos el niño Jesús y la virgen María. Se desean Feliz Navidad. Ahora empiezo a entender el temor de mi madre ante lo que nos esperaba, pero ya no estoy a tiempo de huir.

18 diciembre 2006

Volver

Porque es lo que hacemos cada año cuando se terminan esos 365 días que iniciamos con las ilusiones y deseos de siempre; volver a desear y a ilusionarnos con otros 365 días que, esta vez si, no terminarán sin que hayamos hecho realidad nuestros deseos e ilusiones; volver a revisar lo que nos queda por hacer sin pararnos a disfrutar lo mucho que ya hemos hecho.
Porque siempre me gustó este tango, porque me emociona la voz de la Morente.

26 noviembre 2006

Poltergeist


Están aquiiiiiiií.
¿No se os ponían los pelos de punta al oír esta frase en boca de aquella dulce niña, arrodillada frente al televisor? Era el preludio de algo terrible. Toda suerte de seres y sucesos de otro mundo, del más allá, iban a poner patas arriba la casa, la vida, el entorno de una feliz familia.
Están aquiiiiiiií es la frase ideal para describir todo lo que se nos viene encima, porque, una vez más, como todos los años por estas fechas están aquiiiiiiií, las inigualables, imponderables e inimitables NAVIDADES!!!!! Pueblos y ciudades están ya invadidos por ingentes cantidades de lucecitas de millones de colores, espumillones, bolitas, estrellitas, arbolitos imposibles y reproducciones de un vejete barbudo vestido de rojo. Al igual que los entes de Poltergeist las navidades también nos invaden desde el televisor con millones de imágenes incitándonos a salir a la calle a comprar ese regalo maravilloso e imprescindible para seguir viviendo. Una vez más las inquietantes figurillas del belén ocuparán un rincón en miles de hogares, los villancicos, reinterpretados en un sinfín de versiones, martillearán en nuestro oídos sin piedad.
Nuestras casas se inundarán de mariscos, pescados, corderitos, cochinillos, todos ellos con cara de pena por conocer su cruel destino: acabar en la panza de unos seres sin sentimientos que para celebrar unas sentimentales fiestas se abocan a la bacanal del exceso y el consumo, se atiborran de toda suerte de dulces y licores y toman AlkaSeltzer para reponerse del abuso alimentario y poder continuar abusando.
Y la gente se comporta de forma extraña; aquellas personas que se han pasado el año deseando escupirte a la cara, que pasaba junto a ti sin querer saber que existías ahora te sonríe y te desea lo mejor para estas fiestas y para el año nuevo; los compañeros de trabajo organizan cenas e insisten en que asistas cuando sabes que el resto del año han quedado para salir a tomar algo y nunca te han dicho nada, porque en el orden del día el principal tema era despellejarte y ponerte a parir. Y aquel pariente al que odias y te odia te hace una llamada, que cuando descuelgas el teléfono y escuchas su voz se te revuelven las tripas, para decirte lo mucho que se acuerda de ti. Vamos, lo más parecido a La invasión de los ladrones de cuerpos.
Cada año digo que me iré a pasar la navidad a un lugar donde ni siquiera exista la palabra, pero para poder escapar a ella debería irme desde primeros de noviembre hasta pasado el día de reyes y, lamentablemente, no puedo permitirme semejantes vacaciones, así que aquí estoy, esperando un inalcanzable gordo de la lotería para ver si el próximo año puedo realizar mi sueño de escapar a todo esto.

19 noviembre 2006

El Tercer Cine

Hace tiempo a alguien se le ocurrió acuñar la expresión “tercer mundo” para referirse a aquellos países que hoy se denominan como “países en vías de desarrollo”, eufemismos para hablar de aquellos mundos que se hunden cada vez más en la miseria gracias al empeño de aquellos países que los etiquetaron como tercer mundo. Podríamos acuñar la denominación “tercer cine” para aquellas salas dedicadas a exhibir películas fuera del circuito comercial, películas pequeñas en cines pequeños, películas deliciosas en salas incómodas con olor a humedad, donde es mejor no mirar fijamente el tapizado de las butacas no sea que te arrepientas de haber entrado, películas llenas de emociones en salas con un sonido desastroso que sin embargo no impide que sientas la película porque la escuchas con el corazón. Salas donde disfrutar el tercer cine de todos los terceros mundos, los ajenos y los propios. El cine Aliatar es uno de esos y en él disfruté “Mi peor enemigo”, sin ruidosas palomitas, sin necios comentarios, sin tintirintrans de móviles, sin apenas espectadores, tan sólo cinco personas en disposición de disfrutar una historia.
Al inicio de la película el teniente le explica al sargento Ferrer cuál será su misión en la frontera, a dónde debe dirigirse para defender la patria, en el mapa le señala el punto exacto y le dice algo así como “Lo malo es que aquí se ve perfectamente dónde está la frontera, pero en la pampa no hay quien sepa donde está”. La película no es la gran película, puede incluso rebosar de imágenes e ideas tópicas, cuenta con personajes estereotipados: el bravucón, el sensible, el sensibilizado, el racional, el buscavidas…, pero a mí me hizo pasar un buen rato, y reflexionar.
Un día a alguien se le ocurrió pintar unas líneas en un mapa y dijo “ESTA ES LA PATRIA” y otro día otro alguien dijo “HAY QUE DEFENDER LA PATRIA”; pero dónde están las fronteras de las patrias, de las ideas, de los valores, de las libertades, de todo aquello que dicen que hay que defender. ¿Estarán en los bancos suizos?
Ahora nos inyectan cada día el miedo al terrorismo venido de los países situados más allá de las fronteras del bienestar en que quieren hacernos creer que vivimos y para defenderlas nos obligan a llevar, en los aeropuertos, una bolsita transparente con los elementos de nuestra higiene personal (qué falta de decoro!!!).Y ¿quién defiende al resto del mundo del terrorismo legalizado y consentido que practican los gobiernos occidentales y que cada día asesina a millones de personas por hambre, por enfermedad, por guerras que ellos no pidieron, que mueren de tristeza porque la vida les duele más que la muerte? El problema no son las fronteras, ni las ideologías, ni las religiones…., el problema es la forma en que nos comportamos los unos con los otros, en como se utilizan las fronteras, las ideologías, las religiones. El problema es que dejamos que nos digan como debemos comportarnos, a quien debemos temer, nos señalan a nuestros enemigos y lo creemos a pies juntillas.

- ¿Cuántos argentinos vamos a matar?
- Cinco cada uno mi sargento
- ¿Por quién?
- Por la patria mi sargento

09 noviembre 2006

Aquellas pequeñas cosas

Uno de mis geranios se niega a dejarse vencer por ese bicho venido de tan lejos para terminar con su existencia, y a su lado abre sus flores la flor del sol, de ese sol que el otoño riega sobre los tejados del Albayzín, una alfombra de tejas pardas extendida hasta la Alhambra. Mis ojos pisan cada uno de los nudos de ese entramado de espacio y tiempo, y cuando se hace de noche por mi balcón abierto entra la luz de la luna, acariciando los tejados y el geranio que no quiere morir y la flor del sol que ya ha cerrado sus flores. Por el balcón abierto, acompañando a la luna, entra una tímida brisa que me acaricia y el sonido de unos pasos lentos y el ladrido de un perro y el silencio de la noche. Mi casa se llena de todo eso y de mi geranio y de esa planta intrusa que un día ocupó un lugar en mi macetero y de mi flor del sol que mañana volverá a abrirse. Todas esas luces, todos esos sonidos y los tiempos y los espacios construyen mi casa en Granada ¿qué mejor aliento para el ánimo quebrantado?

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS
(J.M. Serrat)

Uno se cree que los mató
el tiempo y la ausencia,
pero su tren sacó boleto
de ida y vuelta.
Son aquellas pequeñas cosas
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón, en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón te acechan
detrás de la puerta;
te tienen tan a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí
que te sonríen tristes y
nos hacen que lloremos
cuando nadie nos ve.

Joan Manuel Serrat - Aquellas pequeñas cosas

05 noviembre 2006

No somos nadie


El pasado día 30 llegó a su fin mi periodo vacacional, dieciocho días de entrega total a la pereza, séptimo pecado capital según la clasificación de Santo Tomás de Aquino que la definió como falta culpable de esfuerzo físico o espiritual; acedia, ociosidad. Què tontería!. Ay! esos padres de la Iglesia que después de llevar una vida disipada y pecadora se convirtieron para fastidiar la existencia a la humanidad! Al final no hice nada de lo que había planeado, pues, como todo el mundo sabe, los planes están para no seguirlos, lo mismo que las leyes se hacen para no cumplirlas. Fui un poco a salto de mata, pero el resultado ha sido muy satisfactorio. Como empecé diciendo, el día 30 me reincorporé a mi puesto de trabajo, pero no me debió sentar muy bien la vuelta pues la noche del lunes al martes me vi atacada por unas fortísimas fiebres que me impidieron ir a trabajar (uno de esos virus que atacan a traición a personas inocentes como yo que no estamos por esto de la prevención), no os contaré mis desventuras con el Servicio Andaluz de Salud pues el estado febril en el que me encontraba pudo distorsionar mi percepción de los hechos, aunque no puedo por menos que lanzar una queja al aire y que la recoja quien quiera. Después del día de difuntos, festividad que celebré tirada en el sofá creyendo que estaba más allá que acá, volví al trabajo. Como es mi costumbre nada más levantarme conecté la radio y ¡oh, sorpresa! me entero que el grupo cervecero Mahou-San Miguel ha comprado el Grupo Cervezas Alhambra, por supuesto en el paqueta va incluida la santísima empresa en la cual tengo el dudoso privilegio de trabajar. Coincidencias de la vida, también por radio me llegó la noticia, aquel 15 de enero de 2004, del cierre de Samsung, también aquel fue un día lluvioso. El asunto no tiene mayor importancia y era de esperar, pero los caminos del Señor son inescrutables.
Ya terminé de leer el libro de Amin Maalouf Orígenes. El buenaviador me preguntó si este libro trataba sobre por qué unas personas son capaces de sentirse fuera de lugar en todos sitios o por qué otras son capaces de sentirse plenamente de cualquier parte allá donde van... no sé si el libro va de eso exactamente. Pero podría ser, pues, atreves de la historia de su familia, el autor traza líneas que convergen y divergen, que se tocan y se alejan y que han hecho que hoy él sea quien es y esté donde está. Eso nos pasa a todos, las causas de que estemos aquí vienen de muy lejos; si otros en otros tiempos y en otros espacios hubiesen tomado otras decisiones nosotros no seriamos quienes somos, puede que ni tan siquiera fuésemos, pero daría igual porque no lo sabríamos. Qué más da dónde estemos, qué importancia tiene haber nacido en un lugar u otro; no entraré ahora en disquisiciones sobre la suerte o desgracia de haber nacido en un país pobre o un país rico, no es ese el tema, lo que a mí me sugiere es la futilidad del YO SOY seguido de algún gentilicio, al final no somos más que el resultado de una suma de caminos que otros hicieron y que nosotros continuamos construyendo para que en el futuro otros sean; circunstancias ajenas nos trajeron aquí, circunstancias propias traerán a otros.

Si hay una imagen que pueda resumir mi personal interpretación de este libro, esa es la de los títulos de crédito de Con la muerte en los talones, creados por el genio de Saul Bass, aunque el título en castellano me encanta, el título original North by Northwest se ajusta más a esa idea de los caminos de la vida; Gary Grant, en su huida-búsqueda, viaja siempre en la dirección geográfica indicada por el título en inglés, aunque es una locura ir al norte por el noroeste, una dirección espacio-temporal cuyo verdadero sentido es la dirección vital hacia la que los caminos de otras personas le están llevando, para construir su propio camino, para construir el camino de otros. Las Itacas a las que cada persona llega rozando las estelas de otras naves.

Os dejo un par de citas del libro:
“Hay relaciones amorosas que funcionan en clave de nostalgia y alejamiento. Mientras se está en otra parte se puede maldecir la separación y vivir con la idea de que bastaría con acercarse. Pero al llegar, los ojos se abren: la distancia ampara el amor y si abolimos la distancia corremos el riesgo de abolir el amor.
Y por eso desde hace unos años cultivo la lejanía como si regase unas flores tristes en la ventana.”
“La vida les daba menos de los que nos da, pero también le pedían mucho menos, y no intentaban dirigir el porvenir tanto como lo intentamos nosotros. Somos generaciones arrogantes convencidas de que, al nacer, nos prometieron una dicha duradera.”

North By Northwest

20 octubre 2006

Orígenes

Os dejo un pedacito de un libro que estoy leyendo:

Otros habrían hablado de “raíces”… Pero no es ése un vocabulario que yo use. No me guata la palabra “raíces”, y menos aún me gusta la imagen. Las raíces se entierran en el suelo, se retuercen entre el barro, prosperan en las tinieblas; tienen al árbol cautivo desde que nace y lo nutren a cambio de un chantaje: “¡Si te liberas, te mueres!”
A los árboles no les queda más remedio que resignarse, necesitan tener raíces; los hombres no. Respiramos la luz, codiciamos el cielo, y cuando nos hundimos en la tierra es para pudrirnos. La savia del suelo natal no nos entra por los pies para subirnos hasta la cabeza, los pies sólo nos sirven para andar. Lo único que nos importa son los caminos. (…) Nos prometen, nos trasportan, nos impulsan y, luego, nos abandonan. Y entonces nos morimos, igual que nacimos, a la vera de un camino que no habíamos escogido.
En contra de lo que sucede con los árboles, los caminos no brotan del suelo al azar de las sementeras. Tienen un origen, igual que nosotros. Un origen ilusorio, puesto que una carretera nunca empieza de verdad en sitio alguno; antes de la primera revuelta, algo más atrás, ya había otra revuelta, y otra más. Origen inaprensible, porque en cada encrucijada se han sumando otros caminos que procedían de otros orígenes. (Orígenes, Amin Maalouf)

12 octubre 2006

Amanece, que no es poco!

A las 7:30 suena el despertador del móvil, “La Internacional” como señal de alarma, por aquello de “Arriba parias de la tierra”, necesito recordarme a mi misma que no soy más que una curranta; maldigo a quien nos castigó con tener que ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente, el pan y el alquiler del piso y el coche y la gasolina para el coche y… y todo lo que nos han hecho creer que necesitamos para continuar esta pescadilla de consumo y trabajar para consumir y consumir sin fin, esta pescadilla que de una vez por todas podría dejar de morderse la cola y devorarse para siempre jamás. Pongo la radio, siempre la cadena SER, escucho las noticias locales, siempre lo mismo: los botellones, las obras de la ciudad, los engaños de los políticos, blablabla…. Miro por el balcón y contemplo durante unos segundos como amanece sobre la Alcazaba de la Alhambra, me reconforta porque ningún día de los 365 que llevo aquí es el mismo amanecer, siempre lo miro como si fuese el primero, siempre diferente, único. A la ducha que se hace tarde, pero antes meto el café con leche en el microondas, ese electrodoméstico, rebelde sin causa, con vida propia que unos días parece dispuesto a quemarme las entrañas y otros adopta la personalidad de la nevera y me deja la leche fría. En la ducha dejo que el agua caliente caiga sobre mi espalda que ya ha vuelto a recuperar ese crónico dolor que me abandonó cuando empecé mi año sabático; me visto mientras voy dándole sorbos a un café con leche que nunca termino. Todo listo. Después de pelearme con el tráfico llego al trabajo a pelearme con esos cafres cuya máxima es “Aquí siempre se ha hecho así”, ya ni cuento las horas que paso allí, cada día se alargan un poquito más. Ahora, que anochece cuando todavía debería ser de día, ahora que todo el mundo está recuperando su rutina, resulta más difícil quedar para tomar unas cervezas; llego a casa y me conecto a la red, elimino la multitud de mails inútiles que recibo, echo un vistazo a “El País.es”, ceno, leo y a la cama. Como dijo alguien: Por mucho que corras la realidad siempre te atrapa.
Hoy empiezo mis vacaciones, procuraré desconectar y descansar de todo incluso de mi misma, sobretodo de mi misma, no sé como se hace eso pero seguro que existe una forma para no escucharse, para no sentirse, para no verse. En fin….que me voy a Cádiz unos días: La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero. Cuando vuelva os cuento.

06 octubre 2006

El minibus

Ya os comenté la peculiaridad del bonobús de 9 viajes, pero nada os he dicho sobre los “autobuseros”, en concreto quiero hablaros de aquellos que conducen los minibuses que circulan por el Albayzín. Como el barrio tiene una orografía y un trazado urbanístico muy peculiares, es imposible que los grandes autobuses urbanos pasen por sus calles, así que una flotilla de minibuses recorre una y otra vez este laberinto de callejuelas y cuestas empedradas. Los conductores de autobuses en general componen una fauna peculiar en todas las ciudades del mundo mundial, son tan peculiares como las cajeras del DIA%, ¿quién no ha gozado alguna vez con su incomparable e imponderable dulzura? Muchas veces me he preguntado cuáles son los criterios de selección usados por esta cadena de cutremercados, debe ser algo así como: Imprescindible no tener experiencia, carencia total y absoluta de amabilidad y presencia desaliñada, se valorará un alto grado de desprecio por el cliente, al cual nunca se le dará la razón. Pero a lo que iba, los conductores de los minibuses. Algunos conducen de una forma tan endiablada que tienes la sensación de que en la siguiente revuelta vas a aparecer en el comedor de una casa: Hola buenas tardes, qué aproveche y perdonen las molestias. Los botes son constantes, si estás de pie das con la cabeza en el techo, si estás sentada te destrozas las almorranas. Los turistas se lo pasan en grande, ya sabemos lo boba que se vuelve la gente cuando está de vacaciones en una ciudad que no es la suya, la infantilidad les sale a borbotones por los poros, hace y dice cosas que no se atrevería en su vida cotidiana, pierde la vergüenza y cuando el minibús recorre el Albayzín bamboleándose sin control gritan y ríen y aplauden pidiendo más acción, el momento culminante llega cuando entra en la cuesta de la Lona, a la izquierda se puede contemplar toda la vega de Granada, una vista realmente bonita, pero ellos ni caso, esperan con la respiración contenida a que el autobusero suelte el freno y se inicie la caída en picado, como en una montaña rusa, el alborozo es general; luego, cuando se acerca al cruce con la cuesta de Alhacaba frena para girar inmediatamente a la izquierda y bajar otra vez a toda velocidad y al llegar a puerta Elvira todo vuelve a la normalidad, la gente ríe y comenta lo divertido que ha sido, todos menos quienes usamos con cierta asiduidad este transporte, ya que nuestra meta es llegar a destino sin haber echado la papa y sin ningún moratón. Claro que no todos los conductores son iguales, hace unos días me encontré con uno que era la amabilidad y la calma personificadas, los turista se quedaron un poco decepcionados, parece que se ha corrido la voz y todos quieren probar la subida de adrenalina que produce el minibús del Albayzín, sin embargo no lo consiguieron. Después de bajar la cuesta de la Lona el bus giró hacia la izquierda y si a alguien le quedaba la esperanza de hacer una bajada de vértigo en ese tramo la perdió al instante cuando el conductor paró, nada más girar, ante una pequeña tienda, de esas como las de antes en las que encontrabas de todo, el dueño del local salió con una bolsa que entregó al conductor y esté le pagó, ante la sorpresa de los pasajeros nos explicó que era su bocadillo, que para qué traérselo de casa si allí, por un buen precio, lo podía tener recién hecho; entre unos y otros explicamos a los turista extranjeros qué estaba pasando y el conductor fue muy aplaudido. Tranquilamente fue comiéndose su bocadillo mientras anunciaba cual era la siguiente parada y explicaba qué cosas de interés había por los alrededores. Estas cosas sólo pasan en Granada.

Para terminar: creo que mi clavel se mosqueó por lo que escribí de él y ha echado una hermosa flor, con tal de llevarme la contraria estas plantas mías son capaces de convertir mi apartamento en la selva negra.

11 septiembre 2006

La Vida Secreta De Las Plantas






















En mayo, cuando finalmente fui consciente de que me había trasladado a Granada para quedarme y que no sólo había sido una huida hacia delante -¿se puede huir hacia atrás?, ¿se puede huir hacia los lados?, ¿debería ver más películas tipo Sé lo que hiciste el último verano para instruirme sobre el tema de las huidas en desbandada y sin ton ni son?-, en mayo, decía, decidí comprar algunas plantas para adornar mis balcones, en mi apartamento, pese a ser de reducidas dimensiones, tengo dos balcones, pequeños eso sí. Así que me fui a la floristería de mi barrio y compré varios geranios, una flor del sol y un clavel. Los geranios estaban preciosos, rojos, rosas y colgantes, hasta que un día los noté diferentes, descoloridos, tristes…… un piojo, proveniente de Africa, los estaba atacando, ¡que también son ganas de venir desde tan lejos para matar a cuatro geranios inocentes! Todavía me sobrevive alguno, con más pena que gloria, con más aspecto de “yervajo” que de planta ornamental. La flor del sol es una fiera, no para de echar flores, pero como sólo se abren cuando sale el sol y yo por casa paro poco de día pues no puedo admirarlas en todo su esplendor. En cuanto al clavel, sus flores eran de un hermoso naranja pálido, cuando lo compré tenía varios capullos a punto de abrirse, de los varios sólo uno se abrió, el resto perecieron fulminados por el calor, ahora el clavel parece un puñado de palillos chinos tirados por descuido en una maceta. A parte mi madre me había regalado dos potos que nada mas llegar a mi mansión se declararon en huelga de hambre y comenzaron a languidecer de tal forma que me recordaban a desconsoladas heroínas tipo La Dama de las Camelias, pero finalmente han decidido afrontar su insípida vida y seguir en este mundo aunque negándose a crecer, ¿se habrán creído que son bonsáis? nada habría de raro en ello, ¿acaso Rajoy no se cree el verdadero líder del PP? También me regaló una maceta de albahaca y una maceta de albahaca…., no me repito, es que la primera decidió abandonar este mundo a las dos semanas escasas de estar conmigo, la segunda ha luchado por seguir existiendo y tuvo un momento de verdadero esplendor, pero cada día que pasa la encuentro más decaída y descolorida, se que ella también se irá…snif! y una maceta de cintas, otra que se niega a crecer ¿complejo de Peter Pan? no, puro capricho, al parecer el otoño es su estación preferida y comenzará su desarrollo en cuanto El Corte Inglés de por cerrada la moda otoñal que coincidirá con el momento en que la naturaleza entiende que ya es otoño, ¡así me lo aprendí yo¡. Una compañera del curso de Formación Ocasional digo Ocupacional, me regaló un cactus sin espinas, aunque quizás no sea un cactus, pero mi ignorancia sobre temas de flora es enorme y eso que recuerdo la imagen del padre Mundina rodeado de exuberantes macetas; este si que crece pero es de tallo delgado y “cabeza” prominente (el cactus, no el padre Mundina), esta característica le obliga a curvarse y me temo que terminará por tener problemas de columna ¿la operación la pagará la seguridad social?. Por último tengo un ocupa, apareció un día, de repente y sin pedir permiso, cuando lo vi mi primer impulso fue arrancarlo pero me dio pena y ahora es la planta más hermosa que luce en mi balcón; crece tanto que temo llegar un día y encontrármela sentada en el sofá, viendo la tele y bebiéndose mis cervezas.


06 septiembre 2006

Por el agua de Granada solo reman los suspiros

Algunos detalles de esta ciudad que me fascina, para que la veais con los ojos con que yo la miro, con el ojo del corazón.






05 septiembre 2006

Deportes de riesgo


Descenso de cañones, ala delta, parapente, submarinismo, rafting, puenting, paracaidismo, escalada, jumping, esquí extremo, todas estas actividades se encuadran dentro del genérico “deportes de riesgo”; ni que decir tiene que yo NUNCA he practicado, ni practicaré ni estos ni ningún otro tipo de deporte, siempre he dicho que si Dios o la genética hubiesen querido que yo nadara, corriera, saltara o volara de una forma desaforada no me habrían hecho persona sino delfín, lince, canguro o halcón (Lady Halcón qué buena película! lastima de la banda sonora) o cualquier otro animal de cualidades semejantes. La gente acostumbra a invertir una pasta gansa y un tiempo precioso en estos menesteres, ninguna objeción, cada cual es libre de “escojonciarse” como le venga en gana, sin embargo si lo que buscan es sensaciones extremas yo puedo proporcionarles una al alcance de todos los bolsillos y que se puede practicar mientras realizas una actividad tan cotidiana como es ir a trabajar, para practicarla se necesitan tres cosas básicas: tener coche (casi todo el mundo lo tiene o puedes ir de copiloto), necesidad ineludible de desplazarte (siempre nos vemos obligad@s a ir de un lado a otro) y vivir en Granada (con venir de vacaciones está resuelto). Una vez que contamos con estos tres requisitos sólo hay que atreverse a introducirse en la vorágine circulatoria de esta hermosa ciudad; l@s motoristas no respetan un semáforo ni aunque se lo mande el médico y circulan por las aceras como centauros del desierto (qué buenisisisisisima película!), se cuelan y recuelan por cualquier hueco que descubran por entre los coches y si se encuentran con un amig@ que también va en moto pues pegan le hebra y circulan en paralelo, quienes conducen un coche también pueden pararse en seco porque han divisado a alguien que conocen caminando por la acera y claro, es de mala educación pasar de largo sin intercambiar algunas frases; meterse por dirección prohibida, si las circunstancias de embotellamiento lo requieren, tampoco es inusual y no parece estar mal visto. Pero donde de verdad se llega al climax de las sensaciones fuertes es en las rotondas. ¡Oh Dios!, en horas punta entrar en una de ellas representa un subidón de adrenalina que debe ser semejante al que experimentan los toreros cuando esperan al toro a “porta gayola”, porque nunca sabes hacia donde se dirigen los diferentes tipos de vehículos a motor que circulan en su interior, cuando crees que van a continuar dentro resultan que van a salir y viceversa, mientras tanto tienes a l@s de detrás tocando el claxon, que parece que les han clavado la mano en él, y cada pitido resuena en tus oídos y parece que repitieran “cobarde, gallina, no tienes cojones de entrar” y entonces te envalentonas y te decides a soltar el freno y a pisar el acelerador y … cierras los ojos mientras piensas ¡qué sea lo que Dios quiera!, cuando abres los ojos ya estás dentro y en cuestión de segundos sabes que tendrás que volver a arriesgar tu vida para salir de allí si no quieres pasarte dando vueltas a la rotonda hasta el día del juicio final; una vez que has conseguido abandonar ese endemoniado lugar te relajas y una sonrisa de satisfacción ilumina tu cara, pero qué poco dura! delante de ti hay otra rotonda y así hasta cinco más, cuatro veces al día, de lunes a viernes desde el 15 de mayo de 2006. ¿Dónde carajo te quitan los puntos del carné?, aquí seguro que no porque de otro modo ya se lo habrían retirado al 75% o más de los conductores que practica el suicidio/asesinato por estas calles.
En fin esta es la actividad extrema que me toca practicar, en contra de mi voluntad, sin embargo Granada cuenta con el mejor antiestresante que jamás nadie puedo inventar, a saber, LAS CAÑAS CON TAPA.
PD: Me alegro de haberme reencontrado, gracias a este invento de la blog, con quienes pensaba que ya no estaban.

03 septiembre 2006

Un año en Granada

Ya hace casi un año que me instalé en Granada; muchos más desde que, sentada en el muro del Patio de los Aljibes de la Alhambra, contemplaba el Albayzín imaginando que algún día viviría allí para poder mirar la Alhambra desde la ventana de mi casa; hace casi un año que vivo aquel sueño… y contemplo y disfruto y sueño la Alhambra, de día, de tarde, de noche, de madrugada, con sol, con lluvia, con nieve y con niebla.
Desde entonces he mantenido cierto nivel de comunicación con quienes he ido conociendo en el camino, pero a veces resulta difícil comunicarse con tod@s, es por eso que he decidido crear este espacio, para que tod@s sepáis qué es de mi vida por estos lugares y para que podáis dejarme vuestras impresiones, depresiones, emociones y todas la “ones” que os plazcan.

En estos meses me he dedicado más a observar la ciudad que al género humano que la habita, es por eso que de momento no puedo redactar crónicas al estilo de aquellas que os enviaba desde Dublín, pero todo se andará.
De momento si os puedo dar fe de tres cosas que no existen en Granda, a saber:
1.- Los intermitentes: conducir en esta ciudad se convierte en un admirable ejercicio de adivinación, con el tiempo te acostumbras a interpretar el más ligero movimiento de los vehículos para saber qué dirección van a tomar, especialmente en las rotondas; a veces me siento tentada de escribir a todos los fabricantes de coches para preguntarles si producen lotes especiales para Granada a los que no les incorporan los intermitentes. Nunca sentí tanto estrés, ni temí tanto por mi integridad física al conducir como en esta ciudad, ni tan siquiera en Portugal que ya es decir!
2.- Buenos días/Buenas tardes: La mayor parte de los granainos se debieron perder el capítulo de Barrio Sesamo sobre cómo saludar: “Hola, soy Coco. Por la mañana se dice buenos días……” El desconocimiento de estos atávicos saludos se da más en los centros oficiales, tipo delegación de la Seguridad Social, lugar que tuve el dudoso privilegio de visitar en un par de ocasiones a mi llegada aquí. Entro en el mencionado lugar y me pongo al final de la cola del mostrador de información, al otro lado había una persona del sexo femenino sentada en una confortable silla de oficina que, sin levantar la cabeza, inquiría al parroquiano de turno sobre el asunto que allí le llevaba, después de escuchar la explicación le largaba un papelito con un número impreso y le indicaba a qué mesa debía dirigirse, así uno tras otro; estamos en lo cierto si afirmamos que este no es precisamente un trabajo para sentirse plenamente realizad@, pero ¿es este motivo suficiente para que el proceso descrito se iniciase, invariablemente con un áspero y desagradable ¿QUÉ?? Ni un “buenos días”, ni un miserable “hola”, ni siquiera un ¿qué quieres?, tan sólo un horroroso ¿QUÉ? pronunciado en un desagradable tono. Cuando llegó mi turno decidí cambiar esta situación:
-¿Qué?- repitió ella una vez más
-Buenos días- respondí yo, utilizando el tono más amable que jamás me he escuchado a mi misma.
Ella levantó la cabeza, me miró sorprendida por mi saludo y se sorprendió aún más al contemplar la amigable sonrisa que dibujé en mi cara.
-Hola- se sintió obligada a decirme, y viendo que era incapaz de articular ninguna otra palabra le expuse el motivo de mi presencia en aquel lugar. Muy amablemente me dio el número correspondiente indicándome a qué mesa debía
dirigirme.
-Muchas gracias- dije yo manteniendo mi amigable sonrisa
-De nada- respondió ella intentando esbozar otra sonrisa, que por la falta de costumbre se quedó en una mueca sin expresión.
Cuando me tocó el turno en mi mesa me topé con un energúmeno y para entonces ya había decidido que no quería seguir dando clases de buena educación, así que acabé por levantarme de la silla, adoptando una actitud de gran insatisfacción con el trato recibido y me despedí con un irónico “Gracias, es usted muy amable”.
Por lo demás yo sigo usando los saludos tradicionales, tanto si me contestan como si no….esto debe ser la conocida “malafollá” granaina.

3.- El Bono-bus de 10 viajes: Hasta donde yo sé los bonos para viajar en trasportes públicos suelen ser de 10 viajes, caso a parte son los mensuales y cosas por el estilo, pero en Granada el bono-bus normal, el que usamos l@s mortales que no utilizamos tanto el bus como para sacarnos un mensual, que no somos tan jóvenes para tener el carné ídem, que no somos tan viej@s para viajar gratis…etc. es de 9 viajes!!!. El 10 es un nº redondo, el 9 no, si van cinco personas y quieren coger el bus para ir y volver el 10 es ideal, con el 9 habrá una persona que no podrá volver, ya ves tu la gracia!, la mitad de 10 son 5, la mitad de 9 son 4,5 por tanto cuando me queda la mitad del bono-bus ¿debo bajarme a mitad del recorrido?, ¿viajo con medio cuerpo dentro y el otro medio fuera?, Dios mío! Qué desatino!
En fin, estas son las cosas de Granada, y hay muchas más que ya os iré contando.
Para quienes no conozcáis el funcionamiento de esto dos notas:
1.- Si queréis estar al día debéis ir mirando el blog de tanto en tanto
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Y por ahora nada más…..nos leemos
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